Hidrocele Testicular: Qué es, causas, diagnóstico y tratamiento.
El hidrocele testicular es uno de esos invitados que nadie espera y que, cuando aparece, suele generar más preguntas que respuestas. Sin embargo, aunque su nombre suena como algo sacado de un libro de anatomía complejo, es en realidad una condición relativamente común y, en la mayoría de los casos, inofensiva. Un hidrocele es simplemente una acumulación de líquido en el escroto, esa bolsa que mantiene a los testículos en su lugar, pero no te preocupes, no se trata de una emergencia médica en la mayoría de los casos.
Ahora bien, cualquier cambio en esa zona tan delicada puede generar preocupación, especialmente si se relaciona con la fertilidad. Vamos a desglosar todo lo que necesitas saber sobre el hidrocele testicular, desde qué lo causa hasta cómo se trata, para que estés tranquilo y bien informado. Además, veremos cómo, aunque parezca un tema serio, el cuerpo humano tiene formas curiosas de manifestarse, a veces, de maneras inesperadas.
¿Qué es el Hidrocele testicular?
Imagínate que los testículos están rodeados de una pequeña piscina de líquido, pero de repente, esa piscina decide llenarse más de la cuenta. Eso es, esencialmente, lo que sucede con un hidrocele. El líquido se acumula entre las capas que envuelven a los testículos, y si bien esto puede hacer que el escroto se vea más grande de lo habitual, el hidrocele en sí no suele ser doloroso. Puede afectar solo a un lado (unilateral) o a ambos testículos (bilateral).
Según la Asociación Española de Urología (AEU), alrededor del 1% de los hombres adultos desarrollará un hidrocele en algún momento de su vida. En los recién nacidos, es incluso más común, afectando a aproximadamente el 10% de los niños, pero suele resolverse por sí solo antes de que el bebé cumpla un año.
Causas del Hidrocele testicular
En los adultos, el hidrocele puede aparecer debido a varias razones:El hidrocele puede ser congénito o adquirido, dependiendo de cuándo y cómo se desarrolla. Vamos a ver ambos casos:
- Hidrocele primario (Congénito):Desde el nacimiento, algunos bebés varones ya traen consigo un hidrocele. Esto ocurre porque durante el desarrollo fetal, los testículos descienden hacia el escroto a través de un conducto que debería cerrarse antes del nacimiento. Si este conducto permanece abierto, puede permitir que el líquido abdominal se filtre hacia el escroto, causando un hidrocele. La buena noticia es que, según la Sociedad Española de Pediatría (SEP), el 90% de los casos de hidrocele congénito se resuelven sin intervención médica antes de los 18 meses.
- Hidrocele Adquirido: Este tipo de hidrocele se desarrolla más tarde en la vida y puede tener diversas causas
- Inflamación: Infecciones en la zona escrotal, como la epididimitis (inflamación del epidídimo), pueden desencadenar la acumulación de líquido. Un estudio en The Lancet subraya que es una causa común en hombres adultos.
- Lesiones: Un golpe en el escroto puede causar un hidrocele. Esto es común en deportes de contacto, por lo que aquellos con afición a deportes intensos quizás deban estar atentos.
- Obstrucción linfática: En regiones tropicales, la filariasis, una infección parasitaria, puede bloquear el drenaje linfático y causar hidrocele. Según la OMS, esta es una causa importante en áreas donde la enfermedad es endémica.
- Cirugías previas: Algunas operaciones, como la reparación de hernias inguinales, pueden dejar a los testículos más susceptibles al hidrocele.
Principales síntomas del Hidrocele testicular
Muchas veces, el hidrocele no presenta síntomas claros. Sin embargo, cuando se agranda, podrías notar:
- Sensación de pesadez en el escroto.
- Aumento del tamaño del escroto.
- Malestar leve, especialmente al caminar o estar de pie por mucho tiempo.
- Dificultad para llevar ropa ajustada o realizar actividades físicas.
Si bien no es doloroso, el hidrocele puede ser incómodo, y cualquier cambio en el tamaño del escroto merece una consulta médica para evitar complicaciones mayores.
Diagnóstico del Hidrocele
El médico probablemente empezará con un examen físico y luego utilizará una técnica llamada transiluminación, donde se proyecta luz detrás del escroto. Si el escroto brilla como una lámpara de papel, hay líquido presente, lo que es característico de un hidrocele. En algunos casos, se solicitará una ecografía para confirmar el diagnóstico y descartar otras afecciones más graves, como hernias o tumores testiculares.
Tratamiento del Hidrocele testicular
En algunos casos, no se requiere tratamiento, especialmente si el hidrocele es pequeño y no causa síntomas importantes. Sin embargo, si el hidrocele es grande o afecta tu calidad de vida, es posible que el médico recomiende una hidrocelectomía, una cirugía para drenar el líquido y prevenir su reaparición. Este procedimiento es seguro y efectivo.
Otra opción menos invasiva es la aspiración del líquido con una aguja, aunque este tratamiento es menos efectivo a largo plazo, ya que el líquido puede volver a acumularse con el tiempo.
Hernia inguinal e Hidrocele
En algunos casos, el hidrocele congénito puede estar acompañado por una hernia inguinal. Esto sucede cuando el conducto peritoneovaginal no se cierra por completo, permitiendo que el contenido abdominal se desplace hacia el escroto. En estos casos, se recomienda corregir tanto el hidrocele como la hernia para evitar complicaciones futuras.
Hidrocele y fertilidad masculina
La mayoría de los casos de hidrocele no afectan directamente la fertilidad masculina. Sin embargo, si el hidrocele es grande, podría interferir con la producción de esperma. Un estudio publicado en Andrologia sugiere que, aunque generalmente no hay efectos significativos, el tratamiento puede ser recomendable para preservar la función reproductiva en casos severos.
En resumen, el hidrocele puede sonar alarmante, pero con el diagnóstico y tratamiento adecuados, no debería causar complicaciones mayores. Si notas algún cambio en el tamaño o forma del escroto, consulta a un médico para evitar sorpresas desagradables. Mantente informado y tranquilo, porque la mayoría de los casos tienen solución sin comprometer tu salud ni fertilidad.
Autor
Francisco A. Carrera S.
Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC)| Licenciado en Bioanálisis (UCV).