Congelación de Embriones
Imagina poder darle una pausa al tiempo, algo que en la naturaleza parecería imposible. Eso es precisamente lo que logra la congelación de embriones o vitrificación: detener, por un momento, el increíble viaje de una vida en sus primeras etapas.
Es como si se le dijera al tiempo, «espera, aún no es el momento.» Estos pequeños embriones congelados, llenos de potencial, están ahí, suspendidos en su propio espacio-tiempo, aguardando la oportunidad perfecta para continuar su camino hacia una familia que los espera.
Vitrificar un embrión es, en esencia, preservar un futuro posible. Es una forma de guardar con cuidado y respeto el misterio de un alguien que aún no ha llegado, pero que ya tiene un lugar en el corazón de quienes lo esperan.
¿Qué es la congelación de embriones o vitrificación?
Cuando hablamos de “congelación de embriones” o “vitrificación,” nos referimos a un proceso mucho más avanzado que la simple congelación. Históricamente, la criopreservación comenzó con la congelación lenta, que intentaba preservar las células a bajas temperaturas.
Sin embargo, esta técnica tenía el riesgo de formar cristales de hielo que podían dañar la estructura celular.
Hoy en día, congelar embriones se refiere principalmente a la vitrificación, un método más reciente y preciso que evita estos daños.
La vitrificación sigue un protocolo de preparación cuidadoso. Los embriones congelados son sumergidos en una serie de soluciones crioprotectoras, que actúan como un escudo para las células, y se aplican en tiempos estrictamente controlados para reemplazar gradualmente el agua intracelular.
Una vez completada esta preparación, llega el momento clave del enfriamiento ultrarrápido: los embriones pasan en segundos de la temperatura del laboratorio a -196 °C al sumergirse en nitrógeno líquido.
Este rápido cambio evita la formación de cristales y transforma el fluido celular en un estado de alta viscosidad, dando al medio interno y externo de las células un aspecto similar al vidrio, como los vitrales, de donde proviene el nombre de esta técnica.
Gracias a la precisión de esta técnica, los embriones pueden conservarse durante años a temperaturas extremadamente bajas sin perder viabilidad. Así, al descongelarse (o desvitrificarse, descongelarse, recalentar, o como prefieran llamarlo), pueden reanudar su desarrollo como si el tiempo no hubiera pasado y sin haber sido afectados por el proceso.
De esta manera, estos pequeños fragmentos de esperanza pueden permanecer intactos hasta el momento ideal para continuar su viaje hacia la vida.
Vitrificación de embriones paso a paso
Los embriólogos siguen un procedimiento muy estricto:
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Selección del embrión a congelar:
Antes de decidir si un embrión se vitrifica, se considera si el ciclo está planificado para una transferencia en fresco o si debe realizarse la criopreservación. En muchos casos, como cuando hay riesgo de síndrome de hiperestimulación ovárica o cuando el endometrio no está en condiciones óptimas, se pospone la transferencia y se opta por vitrificar los embriones para un ciclo futuro.
Si existen embriones adicionales de buena calidad tras la transferencia en fresco, estos se pueden vitrificar para intentos posteriores. Además, en el caso de diagnósticos genéticos preimplantacionales, los blastocistos seleccionados se vitrifican temporalmente mientras se obtienen los resultados, lo que permite una selección genética segura.
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Evaluación de Calidad del embrión:
Los embriólogos seleccionan solo los embriones que cumplen con estrictos criterios de calidad y viabilidad. Desde el punto de vista morfológico y morfocinético, se prefieren aquellos con estructura celular óptima y desarrollo adecuado en cultivo, factores que aumentan las probabilidades de éxito en futuras transferencias.
Además, hoy en día existen algoritmos de inteligencia artificial que, mediante el análisis de imágenes de embriones vitrificados, pueden predecir su viabilidad. Estos avances permiten mejorar la precisión en la selección de embriones con mayor probabilidad de implantación, optimizando las tasas de éxito en cada transferencia.
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Uso de Crioprotectores:
Los embriones seleccionados son sumergidos en diferentes medios de crioprotectores durante tiempos controlados, lo que permite reemplazar gradualmente el agua intracelular por estas sustancias protectoras. Este proceso evita la formación de cristales de hielo que podrían dañar las estructuras celulares durante el enfriamiento.
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Vitrificación de los embriones:
En este punto, los embriones, colocados sobre pequeños soportes especializados como el Cryotop, son sumergidos rápidamente en nitrógeno líquido, pasando de los 25 °C del laboratorio a -196 °C en fracciones de segundo. Este enfriamiento ultrarrápido impide la formación de cristales y garantiza que el embrión entre en un estado de “pausa” seguro, listo para reanudar su desarrollo en el momento adecuado.
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Almacenamiento de loes embriones en nitrógeno líquido:
Finalmente, los embriones se almacenan en tanques especiales de nitrógeno líquido, manteniéndose a -196 °C en un entorno donde el tiempo parece detenerse, preservando su viabilidad y calidad para el momento ideal.
Cada embrión, congelado y resguardado, representa una vida en potencia. Es un pequeño fragmento de esperanza, suspendido en el tiempo, esperando que todo esté en su lugar para desarrollarse.
En su esencia, cada uno de estos embriones lleva la fortaleza y la ternura de quienes lo esperan; es la personificación de la paciencia, la ciencia y el amor, recordándonos que los sueños de una familia pueden encontrar su forma perfecta en una cápsula de hielo.
¿Cuánto tiempo pueden estar los embriones congelados?
La respuesta a esta pregunta es sorprendente: en teoría, los embriones pueden mantenerse congelados de manera indefinida. A las temperaturas ultrabajas de la vitrificación (-196 °C en nitrógeno líquido), no se producen reacciones químicas ni fisiológicas que afecten la calidad del embrión.
Este “estado de en pausa” permite que los embriones mantengan su viabilidad y potencial de desarrollo hasta el momento en que se decida descongelarlos y transferirlos.
Aunque esta conservación es ilimitada en teoría, algunos casos reales demuestran lo resistente y flexible que es la criopreservación. Por ejemplo, Molly Gibson nació en 2020 tras estar congelada durante 27 años, y los mellizos Lydia Ann y Timothy Ridgeway rompieron récords al nacer en 2022 después de 30 años en vitrificación. Estos casos extremos demuestran que los embriones pueden ser viables incluso después de décadas de congelación.
Sin embargo, la duración del tiempo de criopreservación es solo una de las ventajas de la vitrificación. Esta técnica ofrece a las familias la oportunidad de encontrar su mejor momento para recibir a su bebé, tomando en cuenta sus propias circunstancias.
Aunque existen normas en algunos países que exigen renovar el consentimiento para la conservación cada dos años, el potencial de conservar estos embriones congelados sigue siendo prácticamente indefinido, brindando una flexibilidad que beneficia tanto a la planificación familiar como a la reproducción asistida.
El Precio de congelar embriones
El precio de congelar embriones en España varía según la clínica y los servicios incluidos, con un coste promedio de entre 500 y 1,000 euros para el procedimiento inicial de vitrificación de embriones en un ciclo de FIV (Fecundación in vitro) o ICSI (Microinyección Intracitoplasmática de Espermatozoides).
Este precio inicial cubre la vitrificación, mientras que el mantenimiento anual en nitrógeno líquido suele oscilar entre 300 y 600 euros, asegurando que los embriones congelados se mantengan viables a -196 °C hasta su uso futuro.
Algunas clínicas ofrecen paquetes integrales de congelación de embriones que incluyen varios años de mantenimiento en el precio inicial,, lo cual es ventajoso a largo plazo. Estos paquetes pueden abarcar el almacenamiento, descongelación y transferencia de los embriones, evitando pagos adicionales en la transferencia.
Para quienes buscan opciones más accesibles, muchas clínicas también proporcionan planes de financiación o descuentos en los ciclos de FIV que incluyen tanto la congelación como el almacenamiento de embriones vitrificados.
¿Qué hacer con los embriones congelados no transferidos?
La vitrificación de embriones no solo es una oportunidad tecnológica; también marca el comienzo de un compromiso emocional y ético que evoluciona junto a las circunstancias de cada persona. Cuando se vitrifican los embriones, las decisiones se toman en un contexto específico: tal vez en pareja, con una cierta edad y proyecto de vida en mente, o en un momento en el que el deseo de formar una familia es una prioridad.
Sin embargo, la vida cambia. Con el tiempo, algunas personas logran tener hijos, otras se mudan, se divorcian o enfrentan nuevas realidades personales. Estos cambios dejan a quienes cuentan con embriones vitrificados ante preguntas complejas sobre su futuro.
En España, la legislación reconoce esta realidad y establece varias alternativas para aquellas personas que deciden no usar sus embriones criopreservados. Las opciones incluyen la posibilidad de donarlos a la ciencia para investigaciones que avanzan en el campo de la reproducción, la donación a otras parejas en busca de formar una familia o el descarte, que se realiza siguiendo estrictos protocolos éticos.
Además, la normativa española requiere que el consentimiento para el almacenamiento de los embriones se renueve periódicamente, lo que permite a las personas reflexionar y actualizar sus decisiones en función de sus circunstancias actuales.
Este proceso de revisión regular del consentimiento permite que las personas se tomen el tiempo necesario para considerar cuidadosamente sus opciones. La orientación adecuada y el consentimiento informado son esenciales para que cada decisión se tome con plena comprensión y respeto hacia los embriones criopreservados.
Al final, aunque la tecnología hace posible la preservación de la vida en potencia, es la vida real y el contexto de cada persona lo que determina el mejor camino a seguir.
Un mensaje final para ti: La vida en pausa, un sueño por cumplir
La congelación de embriones es más que un avance científico; es una pausa cargada de esperanza.
Cada embrión congelado representa un sueño que espera el momento adecuado para florecer, una oportunidad de cumplir el deseo de una familia que, aunque detenida en el tiempo, nunca pierde su propósito.
Autor
Francisco Carrera
Responsable de Contenidos Web y Divulgación Científica del Hospital Ruber Internacional | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia | Embriólogo Clínico certificado | Biólogo de la Reproducción | Bioanalista