Ritmo del sueño e infertilidad: cuando la pareja está fuera de compás

Pareja en la cama con ritmos de sueño diferentes, relacionado con infertilidad

No siempre dormir juntos es descansar a la vez

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En muchas parejas, el día empieza y termina en momentos distintos. Uno se levanta con las primeras luces, el otro cuando la mañana ya avanza. En apariencia, no pasa nada: comparten cama, pero no horarios. Sin embargo, la ciencia empieza a preguntarse si esta desincronización invisible podría influir más de lo que pensamos en algo tan delicado como la fertilidad.

Cuando hablamos de “reloj biológico” en reproducción asistida, solemos pensar en la edad. Pero hay otro reloj, más cotidiano y silencioso: el cronotipo, la predisposición natural a ser más activo por la mañana, por la noche o en un punto intermedio. Y según un estudio reciente, esa diferencia podría importar también cuando se busca un embarazo.

Cómo estudiaron el sueño de las parejas

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Para investigar esta relación, un equipo del grupo colaborativo ALIFERT reclutó a 360 personas —179 hombres y 181 mujeres— clasificadas en dos grupos: parejas fértiles y parejas con infertilidad idiopática (cuando, tras estudios médicos, no se encuentra una causa aparente).

A cada participante se le evaluó de forma individual y en pareja, utilizando herramientas precisas:

•     Índice de Pittsburgh (PSQI) para medir calidad del sueño (tiempo para dormirse, duración, eficiencia).

•     Cuestionarios para identificar cronotipo (matutino, vespertino o intermedio).

•     Registro de horarios reales de acostarse y despertarse.

•     Detección de posibles síntomas de apnea del sueño.

La clave no era solo saber si ambos eran madrugadores o noctámbulos, sino medir cuánta coincidencia real había en sus rutinas de sueño.

Qué descubrieron sobre sueño e infertilidad

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Para llegar a estas conclusiones, los investigadores evaluaron a cada persona de forma individual y también como parte de su pareja. No se limitaron a preguntar a qué hora se acostaban o despertaban:

•     Usaron el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI), que mide desde el tiempo que se tarda en dormirse hasta la duración y eficiencia del descanso.

•    Determinaron el cronotipo de cada participante —matutino, vespertino o intermedio— mediante cuestionarios específicos.

•    Registraron las horas reales de acostarse y despertarse.

•    Analizaron la posible presencia de síntomas de apnea del sueño.

Con toda esa información, compararon a las parejas fértiles con aquellas que tenían infertilidad idiopática (sin causa médica aparente) y encontraron patrones claros:

•    En el 40 % de las parejas con infertilidad, los miembros tenían cronotipos distintos, frente al 24 % en las fértiles.

•    La diferencia media en hora de despertar era el doble: unos 60 minutos (y casos extremos de hasta 9 horas) frente a 30 minutos en el grupo fértil.

•    Los hombres con infertilidad presentaban peor calidad de sueño según el PSQI.

•    Las mujeres con infertilidad se dormían y despertaban más tarde, y mostraban más síntomas de apnea del sueño (22,5 % frente a 7,6 % en las fértiles).

•    En ellas, la calidad global del sueño fue significativamente más baja.

Estos resultados apuntan a que un desfase crónico y sostenido en los ritmos de descanso podría actuar como un obstáculo silencioso para concebir, especialmente en casos donde todo lo demás parece estar bien.

¿Y qué podría cambiar esto en el cuidado reproductivo?

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Imaginemos que estáis en medio de un proceso de búsqueda de embarazo. Lleváis tiempo intentándolo, habéis hecho las pruebas habituales y todo parece estar bien… pero el positivo no llega. Tal vez nunca os habéis parado a pensar que, más allá de la química y la biología, vuestros relojes internos están tocando melodías distintas.

Este estudio no significa que un desfase horario sea “la” causa, pero sí sugiere que podría ser una pieza más del puzzle. Y eso es importante porque:

•     Podría abrir nuevas formas de evaluación en clínica: no solo preguntar si dormís juntos, sino si descansáis al mismo tiempo, y cómo encajan vuestros ritmos diarios.

•     Ayudaría a detectar situaciones evitables. Por ejemplo, si uno se acuesta a la 1 de la madrugada y el otro a las 10 de la noche, o si vuestras horas de despertar se diferencian en más de una hora, podríais explorar estrategias para acercar esos horarios poco a poco.

•     Podría complementar la valoración clásica en infertilidad idiopática, sumando un enfoque en hábitos cotidianos que suelen quedar fuera del radar médico, pero que influyen en el bienestar, las hormonas y, quizá, en la fertilidad.

Pequeños ajustes —acordar una hora de ir a la cama, reducir pantallas antes de dormir, crear una rutina nocturna compartida— pueden ayudar no solo al descanso, sino también a la sensación de conexión y sincronía como pareja. Y, si futuras investigaciones confirman esta relación, esa sincronía podría convertirse en una aliada más en el camino hacia el embarazo.

El reloj invisible de la pareja

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En la búsqueda de un embarazo, solemos fijarnos en los días fértiles del calendario. Este estudio recuerda que quizá también debamos mirar el reloj interno: no solo el de cada uno, sino cómo laten juntos.

Dormir bajo el mismo techo no siempre significa descansar al mismo tiempo… y esa diferencia, silenciosa pero constante, podría ser una pieza más del complejo puzzle de la fertilidad.

Autor

Francisco Carrera

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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