Preservar fertilidad: cuando el tiempo se convierte en posibilidad

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El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho”, escribió Borges.
Y en decisiones tan íntimas como preservar la fertilidad para postergar la maternidad, el tiempo deja de ser solo cronológico: se vuelve biológico, emocional y profundamente personal.

Qué fortuna tienen hoy muchas mujeres, parejas y familias en edad reproductiva: la posibilidad real de preservar su fertilidad sin tener que renunciar a sus proyectos presentes, gracias a técnicas como la vitrificación de óvulos.

El tiempo biológico no siempre espera

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Nuestro cuerpo tiene sus propios ritmos, y no siempre se alinean con los de la vida moderna.

En las mujeres, la fertilidad alcanza su máximo potencial en la veintena y empieza a disminuir de forma gradual a partir de los 30 años.

Después de los 35, ese descenso se acelera, y a partir de los 40, las posibilidades de embarazo natural bajan significativamente.

Preservar fertilidad significa reconocer estos ritmos, sin someterse a ellos.
Entender que no se trata solo de la cantidad de óvulos, sino de su calidad.
Y ofrecer al cuerpo, a la vida y a los sueños una opción más, un margen de maniobra.

Preservar la fertilidad es, precisamente, esa tregua entre el reloj biológico y los proyectos personales.

(¿Quieres saber más sobre cómo influye la edad en la fertilidad? Te lo contamos aquí.)

Vitrificar ovocitos: preservar posibilidades reales

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La vitrificación de óvulos es una técnica avanzada que permite congelar los ovocitos de una mujer en un estado óptimo, deteniendo prácticamente el efecto del tiempo sobre ellos.

Vitrificar no significa congelar ilusiones.
Significa preservar posibilidades reales, en un momento en que la calidad ovocitaria es alta.

Cuando una mujer decide vitrificar sus óvulos, se da a sí misma la opción de decidir más adelante:

  • Cuándo intentar ser madre,

  • Con quién,

  • Y en qué circunstancias.

No garantiza un embarazo, porque la biología nunca puede garantizar certezas absolutas.
Pero sí aumenta considerablemente las probabilidades de lograrlo en condiciones más favorables.

Un gran estudio de seguimiento de 15 años ha confirmado que cuando se vitrifica en edades óptimas, la tasa de éxito es consistente y esperanzadora.

No se congela un destino: se preserva una elección

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Una idea importante que nunca debemos perder de vista: preservar fertilidad no es prometer un futuro, es preservar la capacidad de decidir.

Muchísimas mujeres que vitrifican sus óvulos no llegan a usarlos:

  • Algunas conciben de forma natural,

  • Otras cambian sus proyectos de vida,

  • Y otras simplemente no necesitan recurrir a ellos.

Y eso también es éxito.
Porque preservar fertilidad no se mide en tasas de uso, sino en libertades conservadas.

La vitrificación de óvulos no es una deuda con el futuro. Es una puerta abierta, una red de seguridad, una posibilidad amorosa.

¿Para quién puede ser una buena opción preservar la fertilidad?

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Preservar fertilidad mediante vitrificación de óvulos puede ser una alternativa valiosa para:

  • Mujeres que desean postergar la maternidad por motivos personales, profesionales o emocionales,

  • Mujeres que aún no han encontrado la pareja adecuada pero no quieren cerrar opciones futuras,

  • Mujeres que van a someterse a tratamientos médicos que puedan comprometer su fertilidad, como quimioterapia.

Cada situación es distinta.
Por eso, informarse bien y asesorarse de la mano de especialistas en fertilidad es fundamental para tomar decisiones libres, conscientes y realistas.

Autor

Francisco Carrera

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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