Percentil bajo en el embarazo: cómo entenderlo y qué hacer

Ginecóloga realiza una ecografía a una mujer embarazada para comprobar el crecimiento del bebé y valorar un percentil fetal bajo.
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Durante el embarazo, cada control médico permite comprobar que todo avanza correctamente: el latido del corazón, los movimientos del bebé y su crecimiento semana a semana.
En una de esas ecografías, el obstetra puede mencionar una frase que genera muchas preguntas:

“El bebé está en el percentil ocho.”

En ese momento, es habitual que surja la preocupación. Suena técnico, casi clínico, y muchas mujeres lo interpretan como una advertencia. Pero en realidad no es una alarma, sino una forma de medir el crecimiento fetal en comparación con otros bebés de la misma edad gestacional.

En cada revisión, el equipo médico mide con precisión la circunferencia de la cabeza, la circunferencia del abdomen y la longitud del fémur.
Con esos datos se elabora una curva de crecimiento, que indica en qué punto se encuentra tu bebé dentro de un grupo de referencia.

Imagina una gráfica con cien bebés del mismo tiempo de gestación: si el tuyo está en el percentil 8, significa que pesa más que ocho y menos que noventa y dos.
No hay nota, ni aprobado, ni suspenso: solo una referencia estadística que ayuda a seguir la evolución del embarazo con precisión.

Cuando el percentil es bajo, el especialista no da por hecho ningún problema: simplemente analiza la situación con más detalle para determinar si el bebé es pequeño por constitución —algo completamente normal— o si conviene realizar un seguimiento más estrecho.

Qué significa el percentil bajo en el embarazo

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El percentil fetal se calcula a partir de tres medidas ecográficas: la circunferencia de la cabeza, la circunferencia del abdomen y la longitud del fémur. Con esos datos se estima el peso del bebé y se compara con tablas de referencia internacionales.

En Europa, la más utilizada es la del proyecto INTERGROWTH-21st, un estudio internacional con más de 60 000 embarazadas sanas que permitió establecer cómo crecen los fetos en distintas poblaciones.

Gracias a este trabajo sabemos, por ejemplo, que un peso por debajo del percentil 10 puede indicar que el bebé es más pequeño de lo esperado. Pero —y esto es esencial— ser pequeño no significa estar enfermo.

Las guías internacionales de la Society for Maternal-Fetal Medicine (SMFM, 2020) y la International Society of Ultrasound in Obstetrics and Gynecology (ISUOG, 2020) explican que si el bebé está por debajo del percentil 10 pero el Doppler y el ritmo cardíaco son normales, se trata de un feto pequeño para su edad gestacional (PEG).

En cambio, si la placenta no está funcionando bien —algo que se detecta con la ecografía Doppler—, hablamos de restricción del crecimiento intrauterino (RCIU). Dicho de otro modo, el percentil abre la puerta al análisis, pero no necesariamente dicta el desenlace.

 Percentil bajo en el embarazo: cuándo preocuparse

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En la mayoría de los casos, un percentil bajo no es sinónimo de enfermedad. Muchos bebés crecen más despacio porque tienen una herencia genética distinta: padres menudos, madres delgadas o fetos femeninos, que suelen pesar un poco menos. A eso se le llama feto pequeño constitucional, y solo requiere observación.

Las guías del Royal College of Obstetricians and Gynaecologists (RCOG, 2022) destacan que lo importante no es el número, sino la evolución constante del crecimiento y la normalidad en los flujos sanguíneos.

En cambio, si el percentil bajo va acompañado de alteraciones en el flujo del cordón umbilical o una placenta menos eficiente, los especialistas incrementan la vigilancia con ecografías y controles Doppler más frecuentes.

Tanto la RCOG como la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO, 2021) coinciden en lo esencial: la diferencia entre un bebé pequeño y un bebé con crecimiento restringido marca el rumbo del seguimiento. No todos necesitan pruebas adicionales, pero todos merecen atención cuidadosa y tranquilidad.

Causas del percentil bajo en el embarazo

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Cuando un bebé crece más despacio de lo esperado, los profesionales buscan causas, no culpas. En muchos casos, la razón está en la placenta, que puede no recibir suficiente flujo sanguíneo o tener una estructura menos eficiente. Esto puede limitar el aporte de oxígeno y nutrientes al feto.

También influyen factores maternos como la hipertensión, la preeclampsia, la anemia, el tabaco, el bajo peso o algunas enfermedades renales. Según la American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG, 2021), estos son los más frecuentes, aunque suelen controlarse con buena atención prenatal.

Menos habitualmente, hay causas fetales, como infecciones o alteraciones cromosómicas. Aun así, las guías de la FIGO (2021) y la ISUOG (2020) subrayan que la mayoría de los bebés con percentil bajo no presentan problemas médicos graves, sino diferencias normales de crecimiento. En resumen, un percentil bajo no siempre implica un riesgo inmediato, solo la necesidad de mirar más de cerca.

Cómo se controla un percentil bajo durante el embarazo

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Cuando el percentil está por debajo de lo esperado, el equipo médico suele recomendar un seguimiento ecográfico cada dos o tres semanas para evaluar la evolución del bebé y el flujo sanguíneo con Doppler.

Se analizan tres zonas clave: la arteria umbilical, a arteria cerebral media, y el ductus venoso, que permiten ver cómo funciona el corazón fetal y si la placenta sigue trabajando bien. Si todo es normal, el embarazo continúa con los controles habituales.

Si los flujos cambian o el crecimiento se detiene, se intensifica la vigilancia o se valora adelantar el parto. Las guías de la SMFM y la ACOG indican que, con un seguimiento correcto, más del 95 % de los bebés con crecimiento lento nacen sin complicaciones en países con atención obstétrica avanzada como España. La detección temprana y la monitorización personalizada son las claves del buen pronóstico.

 

Qué puede hacer la madre si su bebé tiene percentil bajo

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Aunque las causas no siempre dependen de ti, hay pequeños gestos que favorecen el crecimiento saludable del bebé:

•    Llevar una alimentación equilibrada, rica en proteínas, hierro, calcio y omega-3.

•   Evitar tabaco y alcohol, que reducen el flujo placentario.

•   Descansar y cuidar el sueño, porque el reposo mejora la circulación uterina.

•   Acudir a las revisiones médicas y seguir las indicaciones del equipo obstétrico.

•   Compartir tus dudas: la calma también forma parte del cuidado.

El RCOG recuerda que el crecimiento fetal depende tanto de la genética como del entorno materno. Por eso, más que obsesionarte con los números, confía en tu cuerpo y en la atención médica que te acompaña.

Percentil bajo en el embarazo: el valor de mirar más de cerca

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Los números ayudan a medir, pero no pueden medir la esperanza, el amor ni la fuerza con la que tu bebé crece dentro de ti. Escuchar “percentil bajo” puede asustar, pero en la mayoría de los casos solo significa que tu bebé sigue su propio ritmo, dentro de la normalidad.

Y la ciencia moderna ha aprendido a respetar esos ritmos: cada ecografía, cada latido y cada control forman parte de un acompañamiento que une conocimiento y vida. Así que, si sales de la consulta con esa frase rondando en la cabeza, respira.

Tu bebé está siendo observado con la mejor tecnología, el mejor conocimiento y la mejor intención, garantizar que llegue al mundo sano, fuerte y a su tiempo.

Autor

Francisco A. Carrera S.

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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