¿Quién decide si un embrión es bueno?

 Reunión de expertos internacionales debatiendo criterios de evaluación embrionaria en reproducción asistida

Así se evalúan los ovocitos y embriones en el laboratorio

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Cuando alguien se embarca en un tratamiento de reproducción asistida, hay muchas decisiones importantes. Algunas las tomas tú. Otras, las toma el equipo médico.

Pero hay una que se juega, muchas veces en silencio, en el interior del laboratorio: ¿qué embrión tiene más posibilidades de convertirse en un embarazo?

Y no, no es una decisión a ojo. Tampoco es cuestión de suerte.

Rigor, evidencia y consenso: cómo miramos los embriones

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Cada día, embriólogas y embriólogos de todo el mundo observamos ovocitos, cigotos y embriones, ya sea al microscopio o mediante incubadores especiales con tecnología time-lapse, que registran minuto a minuto los cambios morfológicos que ocurren durante su desarrollo.

Y aunque parezca un trabajo muy técnico, hay una base de fondo que lo hace todo más sólido: una guía común, consensuada por las principales sociedades científicas, que nos orienta sobre qué buscar, cómo evaluarlo y cómo tomar decisiones responsables.

La más reciente se llama Consenso de Estambul y se ha actualizado en 2025. Es un documento firmado por especialistas de ESHRE (Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología) y ALPHA (grupo internacional de científicos en medicina reproductiva).

Y aunque su nombre suene serio, su objetivo es muy claro: ayudar a que las decisiones dentro del laboratorio se basen en ciencia y no en intuiciones.

¿Qué dice esta nueva guía?

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Una de las cosas más valiosas de este consenso es que no da por sentado que todo lo que vemos sea bueno o malo sin más. Al contrario. Explica que muchos de los detalles que solemos ver en ovocitos o embriones —como una forma diferente o una división algo asimétrica— no tienen por qué implicar un mal pronóstico.

Varios criterios relevantes para la morfología de ovocitos y embriones no han sido suficientemente estudiados, lo que lleva a recomendar su uso para clasificación y no para descarte”, dice el documento.

Y esto es importante. Porque significa que un embrión que antes quizás habría sido descartado, hoy se puede valorar con más prudencia, incluso con esperanza. La mirada es más cuidadosa, más justa.

La importancia del tiempo (y de mirar con calma)

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Otra novedad fundamental del consenso es que por fin se pone en el centro algo que hasta ahora no se había estandarizado del todo: el momento en que se observa cada embrión.

Gracias a tecnologías como el time-lapse, que nos permite seguir el desarrollo del embrión sin sacarlo del incubador, ahora sabemos que el ritmo en que ocurren ciertos eventos —como la fusión de los pronúcleos o la primera división celular— puede darnos muchísima información.

Por eso, el nuevo consenso recomienda que todos hablemos el mismo “idioma” cuando nos referimos al tiempo: las horas post-inseminación (hpi). Así, lo que observamos en un laboratorio puede compararse con lo que ven en otro, sin confusión.

Un esfuerzo colectivo para cuidar cada detalle

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Este documento ha sido elaborado por un equipo internacional de especialistas con muchísima experiencia. Entre ellos están nombres como Giovanni Coticchio, Gemma Arroyo, Basak Balaban, María José De los Santos Molina, Kersti Lundin, Mina Alikani… profesionales que han dedicado años a estudiar cómo se desarrolla un embrión y cómo tomar decisiones más seguras para quienes confían en la reproducción asistida.

Y su mensaje es claro: cada embrión merece ser mirado con atención, con conocimiento y con respeto.

¿Por qué debería importarte esto?

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Porque si estás en un tratamiento de fecundación in vitro, si tienes embriones congelados, o si estás valorando hacer una ICSI, es muy probable que estos criterios estén guiando cada paso de tu camino.

También si alguna vez te preguntaste por qué un embrión fue seleccionado y otro no, o si un óvulo tenía más potencial que otro.

Este consenso no es un texto más. Es parte de la base sobre la que se apoya cada embrióloga que te acompaña. Porque la reproducción asistida no va solo de técnicas: va de ciencia, de experiencia…  y de decisiones que se toman con apego a la evidencia científica y con un profundo respeto por la vida y sus posibilidades.

Autor

Francisco Carrera

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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