10 a 13 millones de nacimientos: la revolución silenciosa de la reproducción asistida (FIV)

Ilustración artística que combina iconos arquitectónicos de ciudades como Nueva York, Madrid y Londres con datos de población en millones. A un lado, placas de fecundación in vitro apiladas evocan un edificio moderno. La composición simboliza los 10 a 13 millones de nacimientos logrados gracias a la reproducción asistida.
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Imagina millones de vidas que antes de 1978 nunca habrían existido. Desde aquel año, la ciencia ha abierto la puerta a la maternidad y la paternidad para millones de personas en todo el mundo. El balance es tan impresionante como humano: entre 10 y 13 millones de niños han nacido gracias a la reproducción asistida.

De un reto científico médico a una revolución

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En julio de 1978 nació Louise Brown, la primera niña concebida mediante fecundación in vitro. Aquella noticia dio la vuelta al mundo y fue recibida con una mezcla de asombro, esperanza y también dudas éticas.

 Su nacimiento no fue fruto de un simple experimento, sino de la perseverancia de un equipo científico que durante años trabajó con rigor, afrontó fracasos y aprendió de cada intento hasta lograrlo. Ese esfuerzo marcó un antes y un después en la medicina reproductiva.

 Cuarenta años después, lo que entonces parecía un logro casi imposible se ha convertido en una realidad cotidiana: la fecundación in vitro y otras técnicas de reproducción asistida forman parte de la vida de millones de familias en todo el mundo. Hoy son procedimientos seguros y eficaces, accesibles para cada vez más personas.

El informe que pone cifras a un cambio histórico

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Un grupo de especialistas internacionales —G. David Adamson, Prudence Creighton, Jacques de Mouzon, Fernando Zegers-Hochschild, Silke Dyer y Georgina Chambers— recopiló los datos de nacimientos entre 1978 y 2018 y los publicó en la revista Fertility & Sterility.

El resultado impresiona: entre 10 y 13 millones de niños en todo el mundo han nacido gracias a la reproducción asistida. Y detrás de esa cifra no hay solo estadísticas, sino millones de familias que, sin la ciencia, nunca habrían podido empezar.

¿Cómo se ha hecho posible?

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El éxito de la reproducción asistida no se debe a un único hallazgo, sino a la suma de miles de aportes que, juntos, han cambiado la historia de la fertilidad.

Durante décadas, biólogos y embriólogos han aprendido a cuidar embriones en el laboratorio como si fueran pequeños tesoros, perfeccionando cada detalle del cultivo. Ginecólogos y ginecólogas han afinado los protocolos para estimular los ovarios y transferir los embriones en el momento justo.

La industria farmacéutica ha puesto a disposición tratamientos cada vez más seguros y eficaces, que acompañan a las pacientes con menos riesgos.

Y la tecnología ha hecho el resto: hoy podemos congelar óvulos y embriones sin dañarlos, elegir con precisión un único espermatozoide para fecundar un óvulo, o incluso observar al embrión casi en tiempo real mientras se desarrolla.

Gracias a esta suma de esfuerzos, lo que hace cuarenta años parecía ciencia ficción es hoy una rutina médica que cambia vidas cada día.

Más que medicina: una herramienta de esperanza

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La reproducción asistida empezó como una respuesta a la infertilidad, pero su impacto ha ido mucho más allá. Hoy es una herramienta de inclusión y de esperanza.

Ha permitido que mujeres que deciden ser madres en solitario puedan hacerlo sin renunciar a su sueño. Ha abierto el camino a parejas del mismo sexo que, gracias a la ciencia, han encontrado la manera de formar su propia familia. Y ha dado respuestas a quienes durante años vivieron con la angustia del “no poder”.

En muchos países, esta realidad ha obligado a repensar incluso las leyes y la forma en que entendemos la familia. Porque la reproducción asistida no solo ha transformado la biología: ha ampliado el horizonte de lo posible en este ámbito.

Lo que significan 13 millones de historias

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Cuando hablamos de cifras tan enormes —diez, trece millones de nacimientos— es fácil perder de vista lo más importante: cada número representa un rostro, un hogar, una historia.

Está la primera bebé probeta, Louise Brown, que abrió la puerta en 1978. Y están todos los que vinieron después: niñas y niños que hoy van al colegio, adolescentes que sueñan con su futuro, adultos jóvenes que forman nuevas familias.

Cada uno de esos nacimientos es la prueba de que la ciencia no se queda en los laboratorios. Sale al mundo, se convierte en vida, en latidos, en risas y en proyectos de futuro.

Lo que comenzó como un desafío médico y científico  se ha multiplicado en millones de historias humanas. Y eso convierte a la reproducción asistida mediante FIV en una de las transformaciones médicas y sociales más emocionantes de nuestro tiempo.

Autor

Francisco Carrera

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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