Recuento de folículos antrales: la ecografía que ayuda a comprender la reserva ovárica

 

Ginecóloga conversa con su paciente y le explica el recuento de folículos antrales mostrando en la pantalla los ovarios con folículos.

¿Qué son los folículos antrales y qué es el AFC?

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Cuando una mujer busca comprender mejor su fertilidad, puede encontrarse con una prueba llamada recuento de folículos antrales (AFC, por sus siglas en inglés). Aunque el término suene técnico, lo que mide es algo muy humano: la actividad de los ovarios en un instante concreto de la vida reproductiva.

Los folículos antrales son pequeñas cavidades llenas de líquido, visibles en la ecografía cuando alcanzan entre 2 y 10 milímetros de diámetro. En su interior se encuentra un óvulo en fase temprana de maduración. Son parte de un proceso dinámico —la ovogénesis y la foliculogénesis— en el que cada mes un grupo de folículos comienza a crecer, aunque solo uno, en general, llegará a la ovulación. Los demás se irán perdiendo en el camino, un ciclo natural de selección que se repite a lo largo de la vida fértil.

El AFC consiste en contarlos al inicio del ciclo menstrual mediante una ecografía transvaginal. Ese conteo funciona como una fotografía dinámica: no revela todo el futuro reproductivo, pero sí ofrece una estimación bastante fiable de la reserva ovárica en ese momento. Para los especialistas, es una herramienta que ayuda a planificar tratamientos y a diseñar un abordaje personalizado, ajustado a cada mujer y a sus deseos.

¿Cómo se realiza la prueba?

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El recuento de folículos antrales se efectúa mediante una ecografía transvaginal durante los primeros días del ciclo menstrual —habitualmente entre el segundo y el quinto día—, cuando los folículos son más fáciles de identificar y comparar.

La especialista observa ambos ovarios, mide su volumen y cuenta los pequeños folículos que aparecen en pantalla (los llamados folículos antrales, de entre 2 y 10 mm). La exploración es breve, no requiere preparación especial y, salvo raras excepciones, resulta poco molesta para la paciente.

Este recuento no suele hacerse de manera aislada. Para obtener una visión más completa de la reserva ovárica, los resultados se valoran junto a otros marcadores:

•     La hormona antimülleriana (AMH), que refleja con fiabilidad la cantidad de folículos disponibles.

•     La hormona foliculoestimulante (FSH) y el estradiol, medidos en sangre al inicio del ciclo, que pueden aportar contexto sobre el funcionamiento ovárico, aunque son menos precisos que la AMH y el AFC.

La combinación de estas pruebas permite a los especialistas construir una imagen más nítida del potencial reproductivo en ese momento y, sobre todo, orientar las decisiones clínicas con mayor seguridad.

 

Infografía sobre el recuento de folículos antrales: ecografía, conteo entre días 2 y 5 del ciclo y relación con la reserva ovárica.

Interpretación y cautelas (con evidencia)

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El recuento de folículos antrales (AFC) ofrece una estimación dinámica del potencial ovárico, pero su interpretación exige contexto y prudencia. No es un dato definitivo, sino una pieza esencial dentro de una evaluación más amplia.

¿Qué cifras se consideran orientativas?

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Un AFC total (ambos ovarios) inferior a 5–7 folículos puede sugerir una reserva ovárica baja. Por otro lado, valores por encima de 10–12 suelen entenderse como normales. Estas cifras se utilizan en la Clasificación de Bolonia, un consenso de expertos europeos que define criterios para identificar situaciones de “mala respuesta” a la estimulación ovárica en tratamientos de fertilidad. Sin embargo, estas cifras no deben leerse fuera de contexto, ya que cada mujer tiene un perfil biológico único.

¿Por qué la edad importa tanto?

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La edad es un factor esencial. Por ejemplo, una mujer de 28 años con un AFC de 7 tiene muchas más posibilidades de concepción natural o asistida que otra de 42 años con el mismo recuento. Conceptos como la clasificación POSEIDON combinan edad y marcadores como AFC o AMH para describir perfiles con pronóstico más ajustado y personalizado.

¿Cómo influyen cirugías previas o enfermedades?

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La presencia de endometriomas (quistes ováricos derivados de la endometriosis) puede distorsionar la evaluación del AFC, ya que dificultan su visualización y cuentan menos folículos observables. Un metaanálisis en Human Reproduction (Muzii et al., 2014) concluyó que, si bien tras la cirugía el AFC del ovario operado se muestra ligeramente inferior respecto al ovario no afectado, el recuento total no cambia significativamente, lo que sugiere que la prueba conserva su valor clínico.

¿La edad impacta la “calidad” ovocitaria?

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Sí. No solo disminuye la cantidad de óvulos, sino también su calidad. Algunas revisiones sobre el tema señalan  que la disminución de la reserva ovárica se asocia con un aumento aproximado del 25 % en la probabilidad de que cada embrión sea cromosómicamente anormal (aneuploidía), lo que impacta directamente la probabilidad de gestación y éxito final.

Recuento de folículos antrales: una herramienta para orientar

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El resultado del recuento de folículos antrales no es una sentencia ni una predicción infalible, sino una brújula que orienta el camino. Sirve para ayudar a los especialistas a planificar estrategias de fertilidad, pero nunca debe interpretarse en solitario.

Para comprender su valor hay que mirarlo en conjunto: la edad de la mujer, sus antecedentes médicos y quirúrgicos, y otros marcadores como la hormona antimülleriana (AMH) completan la fotografía. Un número aislado de folículos no explica toda la historia.

En mujeres que han pasado por cirugías ováricas —como la extirpación de endometriomas— el recuento puede ser más bajo de lo esperado. Eso no significa necesariamente que los ovarios no funcionen, sino que la ecografía refleja la huella de la intervención. De hecho, los estudios han mostrado que tras una cirugía el AFC puede descender, pero sigue siendo útil para estimar la reserva global.

La edad, sin embargo, añade una dimensión inevitable. A los 25 años, un AFC intermedio aún puede permitir obtener óvulos de buena calidad; a los 40, incluso un recuento aceptable se ve condicionado por la mayor probabilidad de alteraciones cromosómicas en los embriones. En otras palabras: el número de folículos importa, pero la calidad de los óvulos está marcada, sobre todo, por el paso del tiempo.

Este mismo dato cobra un valor especial cuando una mujer joven considera la criopreservación de ovocitos. Un AFC adecuado, junto con una AMH favorable, sugiere que la estimulación ovárica permitirá obtener un número suficiente de óvulos para vitrificar, incrementando así las probabilidades de éxito en el futuro. No se trata de detener el reloj biológico, pero sí de guardar parte de ese potencial reproductivo en el mejor momento posible.

En resumen, el AFC es un aliado valioso cuando se interpreta en contexto. No dicta el destino, pero ayuda a diseñar un plan: desde ajustar la estimulación hasta valorar la vitrificación de ovocitos como medida de preservación, siempre con expectativas realistas y acompañamiento experto.

 

AMH y AFC: piezas que encajan

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La hormona antimülleriana (AMH) y el recuento de folículos antrales (AFC) son, hoy por hoy, las dos herramientas más sólidas para estimar la reserva ovárica. Ambas hablan de lo mismo —el tamaño del “almacén” de óvulos disponibles— pero desde ángulos distintos: la AMH a través de un análisis de sangre, y el AFC mediante una ecografía.

Cuando se utilizan juntas, ofrecen una visión más completa y permiten a los especialistas personalizar la estimulación ovárica con mayor seguridad. De hecho, las principales guías internacionales, como las de la ESHRE, recomiendan que la dosis inicial de medicación en un tratamiento de reproducción asistida se base en estos marcadores y en las características de la paciente, más que en ajustes improvisados sobre la marcha.

Es, en definitiva, pasar de un enfoque “de talla única” a un tratamiento realmente hecho a medida.

 

Limitaciones del AFC que conviene conocer

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El AFC, como toda prueba diagnóstica, tiene sus limitaciones. Es una medición que depende de la experiencia de quien la realiza y del momento del ciclo menstrual en que se haga. Puede variar ligeramente de un ciclo a otro y verse condicionada por la presencia de quistes, endometriomas,  síndrome de ovarios poliquísticos o cirugías previas en los ovarios.

Por eso, las sociedades científicas insisten en que sus resultados nunca deben interpretarse de forma aislada. El AFC es muy útil, pero solo cobra verdadero sentido cuando se lee en contexto clínico, acompañado de la AMH, la edad de la paciente y su historia médica. En manos expertas, es una brújula fiable; en solitario, puede llevar a conclusiones engañosas.

Preguntas frecuentes

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¿Duele o requiere preparación especial?

En la gran mayoría de los casos no duele. El recuento de folículos antrales se hace con una ecografía transvaginal breve, similar a otras ecografías ginecológicas. No necesita preparación previa ni ayuno, y suele durar apenas unos minutos. Puede resultar algo molesto, pero no doloroso.

 

¿En qué momento del ciclo es mejor hacerla?

El recuento se realiza en la fase folicular temprana, generalmente entre los días 2 y 5 del ciclo menstrual. En ese momento los folículos antrales son más fáciles de identificar y comparar, lo que hace que la medición sea más precisa y fiable.

¿Puede variar mi AFC de un mes a otro?
Sí, puede haber pequeñas variaciones naturales entre ciclos. No obstante, si la prueba se hace siempre en la misma fase del ciclo y con personal experimentado, las diferencias suelen ser mínimas. Por eso los especialistas recomiendan interpretar el resultado junto con otros marcadores, como la AMH, y dentro de la historia clínica de cada mujer.

 

¿Un AFC bajo significa que no podré quedarme embarazada?

No. Un AFC bajo refleja que la reserva ovárica es menor y que probablemente la respuesta a la estimulación será más limitada. Pero no equivale a infertilidad. De hecho, estudios publicados en JAMA y las recomendaciones de la ASRM confirman que el AFC y la AMH no predicen con exactitud la probabilidad de embarazo natural en mujeres que no tienen problemas de fertilidad diagnosticados.

 

¿Para qué me sirve si voy a hacer un tratamiento de fertilidad?

El AFC es fundamental para planificar la estrategia. Ayuda a elegir el protocolo de estimulación y la dosis de medicación más adecuada, y también a ajustar las expectativas sobre el número de óvulos que podrían recuperarse en un ciclo. En resumen: evita sorpresas y permite diseñar un plan más realista y personalizado.

 

¿Qué relación tiene con los perfiles de “mal pronóstico”?

En medicina reproductiva se han creado clasificaciones para identificar a mujeres con mayores dificultades en los tratamientos. Una de ellas es el grupo POSEIDON, que combina el AFC y la AMH con la edad para definir distintos perfiles. Esto no es una etiqueta definitiva, sino una forma de estratificar y adaptar el tratamiento a cada situación, con objetivos claros y alcanzables.

Un mensaje para ti

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Recibir el resultado de un recuento de folículos antrales puede generar inquietud. Muchas mujeres sienten que ese número les define, que encierra su destino reproductivo. Pero conviene recordarlo: el AFC no es una sentencia, sino una pieza más del puzzle.

Leído en conjunto con la edad, la hormona antimülleriana (AMH) y tu historia personal, ofrece una brújula para decidir con calma el siguiente paso. Puede ayudar a ajustar la estimulación en un tratamiento, a valorar la preservación de óvulos o, llegado el caso, a explorar otras alternativas.

Lo importante es que no estás sola frente a un informe. Detrás de cada cifra hay ciencia, experiencia clínica y profesionales capaces de traducir esos datos en un plan comprensible, realista y humano. Porque más allá de un resultado, lo que cuenta es tu deseo, tu proyecto de vida y la seguridad de que existen caminos para hacerlo posible.

Autor

Francisco Carrera

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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