Espermatozoides inmóviles en la biopsia testicular: ¿todavía hay esperanza?

Imagen de una muestra de biopsia testicular observada al microscopio, donde se ven espermatozoides inmóviles mientras se evalúa su viabilidad en el laboratorio.
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“Si los espermatozoides de la biopsia no se mueven, ¿aún podemos ser padres?” Es una pregunta que muchas parejas se hacen en silencio. Pero la respuesta, gracias a los avances científicos, es más esperanzadora de lo que parece: inmóvil no siempre significa inviable.

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Recibir el diagnóstico de azoospermia —cuando no aparecen espermatozoides en el semen— suele sentirse como si de pronto se hubiera cerrado una puerta importante en el camino hacia la paternidad. La alternativa que ofrece la medicina reproductiva en estos casos es la biopsia testicular, un procedimiento que permite buscarlos directamente en el tejido del testículo.

Esta intervención puede hacerse justo en el momento del ciclo de fecundación in vitro, coordinando la obtención de óvulos y espermatozoides, o bien en una etapa previa, congelando la muestra para asegurarse de que todo esté listo cuando llegue el día del tratamiento. En ambos escenarios, hay un instante que resulta especialmente delicado: cuando el embriólogo coloca el tejido bajo el microscopio y busca, con paciencia y precisión, esas pequeñas células que pueden cambiarlo todo.

A veces la búsqueda da frutos y los espermatozoides aparecen. Pero ocurre que, en algunos casos, lo hacen sin moverse. Y es ahí cuando surge la pregunta que tantas parejas se hacen en silencio: “¿De qué sirve encontrarlos si no se mueven? ¿Podrán realmente fecundar un óvulo?”

El temor es comprensible. El movimiento es, en nuestra mente, el signo más evidente de la vida. Verlos inmóviles puede interpretarse como un final anticipado. Sin embargo, los avances en reproducción asistida han demostrado que inmóvil no significa necesariamente inviable. Existen técnicas que permiten comprobar si esos espermatozoides, aunque quietos, siguen siendo capaces de cumplir su función. Y gracias a ellas, lo que parecía un callejón sin salida puede transformarse en una oportunidad real de embarazo.

Cuando la ciencia mira más allá del movimiento

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En el laboratorio, los embriólogos cuentan con herramientas para ir más allá de lo que vemos a simple vista. Aunque un espermatozoide no se mueva, eso no significa que esté “muerto”. Puede que conserve intacto su núcleo —donde se encuentra el material genético— y que, con la ayuda adecuada, sea capaz de fecundar un óvulo.

En los últimos años se han perfeccionado distintas técnicas para confirmar la viabilidad de estos espermatozoides inmóviles. Una de ellas consiste en aplicar sustancias que, en algunos casos, consiguen que recuperen el movimiento. Es como si la célula recibiera un pequeño empujón para despertar. Cuando eso ocurre, el embriólogo puede elegir con más seguridad cuál utilizar en la microinyección (ICSI).

Otra técnica aún más precisa es la llamada estimulación con láser. Aquí no se busca que el espermatozoide “camine”, sino observar si responde al estímulo de la luz, moviendo levemente la cola. Esa reacción indica que está vivo y que se puede usar con confianza para fecundar.

Lo más esperanzador es que los estudios han mostrado que, gracias a estas estrategias, las probabilidades de fecundación y embarazo se acercan mucho a las obtenidas con espermatozoides móviles. En algunos casos, incluso las tasas de nacidos vivos han sido similares.

Lo que esto significa para las parejas

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Que los espermatozoides estén inmóviles en una biopsia no equivale a que el proyecto reproductivo tenga que detenerse. La ciencia ofrece alternativas y, aunque las probabilidades pueden ser algo más bajas, la posibilidad de lograr un embarazo sigue presente. Para quienes atraviesan un factor masculino severo, estas técnicas no son solo un recurso de laboratorio: representan la diferencia entre perder la esperanza o seguir adelante.

Y lo más importante: hasta ahora, los datos disponibles sobre el embarazo y la salud de los recién nacidos son tranquilizadores. No se han encontrado diferencias en complicaciones ni en el bienestar de los bebés cuando se han utilizado espermatozoides inmóviles confirmados como viables.

Infografía explicativa sobre la TESE o biopsia testicular, describiendo en qué consiste, cómo se aplica y qué técnicas se utilizan para recuperar espermatozoides en casos de azoospermia

Lo que nos cuentan los estudios

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Para no quedarnos solo en la teoría, merece la pena mirar lo que dicen las investigaciones recientes sobre el uso de espermatozoides inmóviles en ICSI.

Un estudio publicado en 2025 por Evan Panken y su equipo, en la revista Fertility & Sterility Reports, analizó toda la evidencia científica disponible sobre el uso de espermatozoides testiculares inmóviles en ICSI. Se trata de una revisión sistemática que reúne los principales trabajos realizados hasta la fecha en casos de azoospermia, cuando la obtención del esperma requiere una biopsia testicular y los espermatozoides recuperados no presentan movimiento.

Entre los estudios incluidos en esa revisión, hay dos especialmente ilustrativos por la claridad de sus resultados:

Un grupo de científicos en Israel, liderado por la doctora Adva Aizer, quiso comparar distintos escenarios: óvulos fecundados con espermatozoides móviles, con inmóviles que “despertaban” tras una sustancia llamada pentoxifilina, y con inmóviles que no cambiaban en absoluto. Los resultados mostraron que, como era de esperar, los móviles tuvieron mejores cifras de fecundación y nacidos vivos. Pero lo interesante fue ver que incluso los espermatozoides que permanecieron inmóviles lograron embarazos y nacimientos, aunque en menor proporción. En otras palabras, no moverse no significa no poder dar vida.

Otro estudio, realizado en China por Huanhua Chen y su equipo, probó una técnica distinta: aplicar un láser muy fino sobre la cola del espermatozoide para ver si respondía con un pequeño movimiento. Esa reacción era la señal de que estaba vivo. Gracias a este método, llamado LAISS, los resultados fueron sorprendentes: las tasas de fecundación y embarazo fueron prácticamente iguales entre los espermatozoides móviles y los inmóviles seleccionados con láser. Incluso las cifras de nacidos vivos fueron similares, lo que dio un mensaje muy potente de confianza.

Lo más valioso de estas investigaciones es que no se limitaron a contar si había fecundación o no. También siguieron los embarazos y comprobaron la salud de los bebés nacidos. Y los datos, aunque todavía son limitados, fueron tranquilizadores: no se observaron más complicaciones ni peores resultados en los embarazos logrados con espermatozoides inmóviles.

Más allá de las cifras: un mensaje de esperanza

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Cuando se está en medio de un tratamiento de reproducción asistida, los números y porcentajes pueden sentirse abrumadores. Pero detrás de cada dato hay algo mucho más grande: la posibilidad de que una pareja logre cumplir su deseo de ser padres.

Los estudios que hemos comentado nos muestran algo muy valioso: que la inmovilidad de un espermatozoide no equivale al final del camino. Existen formas de confirmar si está vivo, y cuando lo está, puede fecundar un óvulo y dar lugar a un embarazo. La ciencia está encontrando caminos incluso en los escenarios más complicados del factor masculino severo.

Para quienes reciben una biopsia testicular con espermatozoides inmóviles, saber que todavía hay alternativas es, en sí mismo, un alivio. No significa que el camino sea fácil ni que las probabilidades sean idénticas a las de otros casos, pero sí que hay una ventana de oportunidad donde antes solo parecía haber un muro.

En reproducción asistida, cada pequeño avance científico se traduce en historias reales: bebés que llegan al mundo, familias que se forman y esperanzas que renacen. Y ese es quizá el mensaje más poderoso: aunque a veces el movimiento no esté, la vida puede estar muy presente.

Autor

Francisco Carrera

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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