Ecografía morfológica: qué detecta y cómo se interpreta

Imagen de ecografía fetal en la semana 20 de embarazo que muestra la cabeza, columna y extremidades del bebé.
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La ecografía de la semana 20 del embarazo no es una más: es uno de los momentos más esperados y relevantes del control prenatal.

También conocida como ecografía morfológica, esta prueba permite observar con un nivel de detalle impresionante cómo se está formando tu bebé por dentro, desde su cabeza hasta los dedos de los pies.

Para muchas personas, esta ecografía marca un antes y un después. Es el momento en el que la imagen del bebé cobra forma, con rasgos visibles, movimientos espontáneos y estructuras internas perfectamente organizadas.

Y al mismo tiempo, es una herramienta médica fundamental para detectar posibles malformaciones, medir el crecimiento fetal y confirmar que todo se desarrolla según lo esperado.

Con esta ecografía no solo “vemos” al bebé: lo comprendemos mejor, lo cuidamos con más precisión y podemos actuar a tiempo si algo no va bien.

Comprender en qué consiste, qué se analiza y qué significa cada resultado puede ayudarte a vivir esta cita con más calma, seguridad y confianza.

¿Qué es la ecografía de la semana 20?

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La ecografía de la semana 20, también llamada ecografía morfológica del segundo trimestre, es una prueba de imagen que se realiza de forma rutinaria en todos los embarazos entre las semanas 18 y 22.

No es invasiva, se realiza por vía abdominal y suele durar entre 20 y 45 minutos, dependiendo de la posición del bebé y de lo que necesite explorar el especialista.

A diferencia de la ecografía del primer trimestre, que se enfoca más en confirmar el embarazo y calcular la edad gestacional, en esta etapa el objetivo principal es examinar a fondo el cuerpo del bebé y su entorno: desde la cabeza hasta los pies, órgano por órgano.

Aunque no es una prueba diagnóstica definitiva, puede sugerir si algo no está desarrollándose del todo bien y, en ese caso, permitir realizar pruebas complementarias para confirmar o descartar un problema.

En España, esta ecografía está incluida en el seguimiento habitual del embarazo, tanto en la sanidad pública como privada, y forma parte de los controles esenciales del segundo trimestre.

Infografía sobre lo que analiza la ecografía morfológica en la semana 20 del embarazo: cabeza, órganos, corazón, placenta y cordón.

¿Por qué se hace esta ecografía en el segundo trimestre?

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La ecografía de la semana 20 se realiza porque en este momento del embarazo el bebé ya está lo suficientemente desarrollado como para que sus órganos, huesos y estructuras anatómicas se vean con claridad, pero aún es pronto para que el tamaño o la posición dificulten la exploración.

Su objetivo principal es comprobar que todo va bien. Gracias a esta ecografía, el profesional puede observar uno a uno los principales órganos del bebé, identificar posibles malformaciones congénitas y verificar que el crecimiento está siendo adecuado para su edad gestacional.

Aunque la gran mayoría de embarazos muestran resultados normales, esta prueba permite detectar alteraciones como:

  • Defectos del tubo neural (como espina bífida)

  • Malformaciones cardíacas

  • Problemas renales o abdominales

  • Alteraciones esqueléticas o del desarrollo de extremidades

  • Síndromes que se manifiestan con rasgos anatómicos

En caso de encontrar alguna sospecha, se puede indicar una ecografía de alta resolución, una amniocentesis o pruebas genéticas adicionales.

¿Qué se analiza exactamente en la ecografía morfológica?

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Durante la ecografía morfológica, el especialista realiza una revisión sistemática de la anatomía del bebé. Se observa desde la cabeza hasta los pies, órgano por órgano, para asegurarse de que todo se ha formado correctamente y evoluciona según lo esperado.

Estas son las principales estructuras que se analizan:

•  Cabeza y cerebro: cráneo, ventrículos cerebrales, cerebelo y línea media.

•  Cara: labios, nariz, perfil facial.

•  Columna vertebral: integridad y cierre de las vértebras.

•  Corazón: tamaño, ritmo, cavidades y grandes vasos.

•  Pulmones: forma y volumen.

•  Abdomen: estómago, vejiga, riñones, pared abdominal.

•  Extremidades: brazos, piernas, manos, pies y huesos largos.

•  Placenta: ubicación, maduración, inserción.

•  Cordón umbilical: número de vasos (2 arterias y 1 vena).

•  Líquido amniótico: cantidad y aspecto.

Según una revisión publicada por StatPearls, esta ecografía realizada entre las semanas 18 y 22 sigue siendo la herramienta principal para detectar malformaciones fetales estructurales, evaluar la anatomía completa del bebé y guiar el seguimiento del embarazo.

Infografía que explica las tres mediciones clave en la ecografía de la semana 20: diámetro biparietal (DBP), circunferencia abdominal (CA) y longitud del fémur (LF).

Mediciones clave: DBP, CA y fémur

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Además de revisar la anatomía del bebé, en esta ecografía se toman medidas clave para calcular el peso fetal estimado (PFE) y asegurar que el crecimiento sigue un ritmo saludable.

Las tres mediciones más comunes son:

•  DBP (Diámetro Biparietal): mide la distancia entre los dos huesos parietales del cráneo.

•  CA (Circunferencia Abdominal): evalúa el crecimiento del abdomen y es sensible a variaciones del desarrollo.

•  LF (Longitud del Fémur): mide el hueso más largo del cuerpo y sirve como estimador de la talla fetal.

Un estudio reciente ha demostrado que, incluso mediante inteligencia artificial, las estimaciones del diámetro biparietal, circunferencia abdominal y longitud del fémur son fiables para calcular el peso fetal y seguir su desarrollo con precisión a partir de la semana 20.

Si quieres ver cómo estas medidas se traducen en cambios reales en tu bebé, puedes leer el artículo sobre el desarrollo del bebé en la semana 20, donde te lo contamos con emoción y detalle.

¿Qué pasa si hay alguna sospecha o hallazgo?

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La mayoría de las ecografías morfológicas confirman que el bebé se está desarrollando correctamente.

Pero si durante la exploración aparece alguna imagen poco clara o algo que no encaja del todo, es comprensible sentir incertidumbre.

Es importante recordar que no todo hallazgo implica un problema real, y que en muchos casos se trata de variaciones normales, pequeñas dudas que se resuelven con una segunda mirada, o simplemente limitaciones técnicas debidas a la posición del bebé o al momento del desarrollo.

Cuando es necesario, el equipo puede recomendar repetir la ecografía unos días más tarde, realizar una exploración más detallada en una unidad especializada o valorar la posibilidad de hacer una prueba complementaria, como una amniocentesis o un test genético ampliado.

Pero cada paso se plantea siempre con un objetivo muy claro: informarte con honestidad, acompañarte con respeto y ayudarte a tomar decisiones con tranquilidad.

Ante una sospecha, lo más importante es tener información clara, apoyo profesional y espacio para decidir con calma.

Cómo prepararte para esta ecografía (y qué esperar)

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Aunque es una prueba médica, muchas personas viven esta ecografía con una mezcla de emoción y nervios. Es normal: no todos los días te asomas al interior del útero para ver cómo crece tu bebé con tanto detalle.

No necesitas ninguna preparación especial, aunque en algunos centros pueden recomendarte acudir con la vejiga moderadamente llena.

La ecografía se realiza por vía abdominal, y puede durar entre 20 y 45 minutos. En muchos centros, puedes acudir acompañada, algo que suele vivirse como un momento compartido muy especial.

Después de la ecografía, recibirás un informe médico detallado con todos los hallazgos. Es natural sentir incertidumbre o dudas: pregunta todo lo que necesites, confía en el equipo que te acompaña y recuerda que esta prueba es también una oportunidad para conectar con tu bebé de forma única.

Autor

Francisco A. Carrera S.

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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