Cuando las células dejan de hablarse con el paso del tiempo: una historia del útero y la fertilidad

Dos células humanas intercambiando mensajes mediante un chat en el móvil, como metáfora visual de la comunicación celular en el útero.
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Imagina una ciudad perfectamente coordinada. Cada edificio es una célula. Cada llamada telefónica, un mensaje molecular.

Así funciona un tejido sano: miles de células se comunican para mantener el orden, reparar daños, generar vida. Pero ¿qué pasa cuando, con el paso del tiempo, las líneas se cortan?

Un nuevo estudio publicado en Nature Communications ha conseguido observar cómo cambia la comunicación celular en el útero con el paso del tiempo, aplicando una técnica revolucionaria llamada CellChat. Y lo ha hecho en un órgano clave para la reproducción: el útero.

Los resultados muestran que, tras la menopausia, muchas de las rutas de señalización entre las células del miometrio (la capa muscular del útero) se deterioran profundamente.

Y eso podría explicar, entre otras cosas, por qué aumentan las complicaciones obstétricas con la edad.

¿Qué es CellChat y por qué está revolucionando la investigación celular?

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CellChat es una herramienta bioinformática desarrollada para descifrar cómo se comunican las células entre sí.

Lo hace a partir de datos de secuenciación de ARN de célula única, una tecnología que permite analizar la actividad genética de miles de células individualmente, en lugar de verlas como una media grupal.

Para entenderlo, hay que conocer primero al ARN mensajero (ARNm), una molécula clave en el día a día celular.

Cuando una célula “activa” un gen, no lo hace directamente: copia su información en una hebra de ARNm, que actúa como un mensajero que lleva las instrucciones desde el ADN hasta los sitios donde se fabrican las proteínas.

En este proceso, el ARNm funciona también como un auténtico reportero molecular, dejando constancia de qué genes están activos y en qué cantidad, según el estado y la función de la célula.

CellChat utiliza esa información para identificar qué señales envía cada célula (ligandos) y qué receptores tienen otras células para recibirlas.

A partir de ahí, reconstruye una red detallada de comunicación celular: quién habla, quién escucha, con qué intensidad y en qué contexto biológico.

Esta tecnología ya está transformando nuestra comprensión de procesos complejos como la inflamación, regeneración tisular, envejecimiento o desarrollo embrionario.

Pero su aplicación al estudio del útero humano es algo completamente novedoso.

¿Qué nos dice este estudio sobre la comunicación celular en el útero?

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En el estudio titulado Effect of aging on the human myometrium at single-cell resolution, liderado por investigadores como Paula Punzón Jiménez y Carlos Simón, se analizaron muestras uterinas de 20 mujeres (perimenopáusicas y postmenopáusicas).

Utilizando secuenciación unicelular y transcriptómica espacial, identificaron más de 186.000 células y núcleos, creando un atlas celular del miometrio humano nunca antes visto.

Este atlas permitió clasificar cinco grandes tipos celulares presentes en el miometrio:

•   Células endoteliales, que recubren los vasos sanguíneos y regulan el paso de sustancias entre la sangre y los tejidos.

•   Fibroblastos, responsables de producir la matriz extracelular y de mantener la estructura del tejido.

•   Células musculares lisas (SMCs), que permiten las contracciones del útero, especialmente durante el parto o la menstruación.

•   Células perivasculares (PVs), que rodean los vasos y participan en la regulación del flujo sanguíneo y la respuesta a daños.

•   Células inmunes, que vigilan el tejido y ayudan a responder frente a infecciones o procesos inflamatorios.

Gracias al análisis con CellChat, los investigadores observaron que, tras la menopausia, muchas de estas células dejan de comunicarse eficazmente entre sí.

Se pierden al menos 25 rutas clave de señalización: caminos bioquímicos por los que una célula transmite instrucciones a otra, como si enviara un mensaje molecular.

Estas rutas están implicadas en funciones esenciales como:

  • la contracción uterina,

  • la angiogénesis (formación de nuevos vasos),

  • la reparación de tejidos,

  • la inmunomodulación,

  • y la señalización nerviosa.

En conjunto, este deterioro de la comunicación celular podría explicar por qué el útero envejecido pierde plasticidad, capacidad de reparación y respuesta funcional.

¿Por qué importa para la fertilidad y la medicina regenerativa?

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El envejecimiento del útero ha sido un campo poco explorado en comparación con otros órganos.

Sin embargo, este estudio aporta una base científica sólida para entender por qué la edad materna avanzada conlleva más complicaciones obstétricas, y cómo la salud del miometrio influye no solo en la capacidad de gestar, sino en el desarrollo saludable del embarazo.

Además, abre la puerta a futuras intervenciones terapéuticas:

•   ¿Podríamos reactivar ciertas rutas de señalización?

•   ¿Estimular procesos regenerativos en un útero envejecido?

•   ¿Mejorar la receptividad uterina en tratamientos de reproducción asistida?

La ginecología regenerativa y la medicina personalizada podrían encontrar aquí un nuevo campo de innovación.

Escuchar a las células para comprender mejor la fertilidad

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Este trabajo no solo demuestra el poder de herramientas como CellChat.

También subraya una idea fundamental: para comprender la fertilidad y la salud uterina, necesitamos mirar más allá de los óvulos y los embriones.

Debemos entender el tejido que los acoge, su entorno, sus cambios con la edad.

Y eso empieza por escuchar cómo se comunican sus células. O cómo dejan de hacerlo.

Autor

Francisco Carrera

Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).

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