Apagón eléctrico: cómo los planes de emergencia salvan tratamientos de reproducción asistida
 
			El pasado 28 de abril, un apagón eléctrico de casi 12 horas paralizó gran parte del país. Miles de hogares, hospitales, centros de datos… y también laboratorios de reproducción asistida quedaron a oscuras, o al borde de ello.
Mientras los titulares hablaban de líneas caídas y fallos en la red, en silencio, alguien protegía el futuro de cientos de personas.
Porque en esos laboratorios no solo hay microscopios. Hay ovocitos, embriones, espermatozoides criopreservados. Hay esperanzas detenidas en nitrógeno líquido, esperando su momento.
Y todo depende de que los sistemas de seguridad respondan. De que un plan de emergencia en reproducción asistida funcione.
¿Qué es un SAI y por qué es clave en los laboratorios de reproducción?
En cualquier laboratorio de reproducción asistida, la electricidad no solo enciende luces. Sostiene la vida suspendida en frío. Un corte eléctrico no planificado podría, en cuestión de minutos, comprometer años de tratamientos y decisiones vitales.
Por eso existen los Sistemas de Alimentación Ininterrumpida (SAI): dispositivos que permiten mantener en funcionamiento los equipos esenciales (incubadores, tanques de nitrógeno monitorizados, sistemas de control ambiental) durante un apagón.
El SAI actúa como una batería de emergencia. Gana tiempo. Pero no está diseñado para soportar una crisis prolongada, como la que vivimos el 28 de abril. De ahí la importancia de contar con un plan de contingencia.
Planes de emergencia: prevenir lo improbable
Según el Grupo de Interés de Calidad de ASEBIR (Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción), una gestión activa del riesgo es esencial en cualquier laboratorio.
Así lo recogen en sus Cuadernos de Embriología Clínica :
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Identificar los riesgos reales y potenciales. 
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Actualizar las evaluaciones cada vez que cambian las condiciones tecnológicas o del entorno. 
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Aplicar herramientas como el AMFE (Análisis Modal de Fallos y Efectos) o el RCA (Análisis de Causa Raíz). 
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Y, sobre todo, disponer de un plan de emergencia claro, operativo y conocido por todo el equipo. 
Porque no se trata solo de tener protocolos escritos, sino de saber qué hacer —y hacerlo bien— cuando llega el momento.
Cuando hay que parar el tiempo: vitrificación como estrategia
¿Qué pasa si el corte eléctrico amenaza con alargarse más de lo que permite el SAI? Una de las soluciones posibles es la vitrificación de ovocitos y embriones: una técnica de congelación ultrarrápida que permite detener el tiempo biológico de manera segura.
En situaciones de emergencia, vitrificar puede ser una decisión estratégica. No solo como parte de un tratamiento habitual, sino como una medida de rescate: congelar para ganar tiempo hasta que se restablezcan las condiciones óptimas.
Gracias a los protocolos actuales y a la tecnología de criopreservación, este recurso puede preservar el potencial reproductivo de pacientes sin poner en riesgo su material biológico.
El equipo humano: el corazón silencioso de la seguridad
Ningún protocolo sirve sin personas preparadas y comprometidas. En mitad del apagón, fueron los embriólogos, técnicos y personal de laboratorio quienes mantuvieron la calma, evaluaron la situación, vigilaron los niveles, revisaron manualmente los sistemas y activaron las medidas necesarias.
Son ellos —muchas veces invisibles— quienes protegen, literalmente, los sueños congelados de quienes confían en la ciencia para formar una familia.
Y aunque no salgan en las noticias, su trabajo silencioso garantiza que la esperanza siga intacta, incluso cuando todo lo demás se apaga.
Lecciones del apagón: estar preparados también es cuidar la vida
El apagón del 28 de abril fue un recordatorio de que, por muy avanzada que esté la tecnología, la preparación es lo que marca la diferencia. No basta con confiar en que “nunca pasará”.
En reproducción asistida, los planes de emergencia no son un extra: son parte del compromiso con la vida.
Cada ovocito, cada embrión, cada muestra congelada tiene detrás una historia, un deseo, una espera.
Protegerlos en momentos críticos es una responsabilidad que empieza mucho antes del fallo eléctrico, y que solo es posible cuando se une tecnología, prevención y humanidad.
Autor
Francisco Carrera
Persona | Experto en Comunicación y Divulgación de la Ciencia (UAM) | Embriólogo Clínico certificado (ASEBIR) | Máster en Biología de la Reproducción Humana (IVIC) | Licenciado en Bioanálisis (UCV).
